
Pocos sectores muestran tanta capacidad de reacción como el primario. Superada la escasez de agua del 2011, los productores cerealeros y oleaginosos encararon un 2012 con moderado optimismo. Y eso se notó en el ritmo de compra de maquinarias e implementos agrícolas, así como insumos químicos para el campo y semillas. Pese a crecer a un ritmo menor que años anteriores, en 2012 las importaciones de los rubros señalados constituyeron una tercera parte de las compras totales: unos US$ 3.500 millones.
El sector está, además, comenzando a invertir en instrumentos que le garanticen un ponderable grado de seguridad ante eventos como sequías y heladas que son, principalmente, los fenómenos atmosféricos más destructivos que deben enfrentar los productores.
Actualmente, entre el 28 y el 30% de la superficie cultivada -en cifras conservadoras- está cubierto por algún tipo de seguro agrícola. Comparativamente, estamos, como país, por debajo de Uruguay y Argentina en cobertura, pero bastante por encima de Chile y Brasil.

Disciplina de inversión, planificación, incorporación de innovaciones, tecnología, compromiso creciente con la calidad y la sostenibilidad de precios. Estos son los factores principales sobre los cuales el sector primario ha crecido a niveles insospechables una década atrás. Los estímulos externos (mercados demandantes) son cruciales pero el genio organizativo y la voluntad son los motores que están llevando al sector agro-productor paraguayo a nuevas metas.
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