martes, 12 de agosto de 2014

Las metas del milenio

Cuando la ONU, en los días de Kofi Annan, lanzó los deno­minados “objetivos del milenio”, el mundo miró con escep­ticismo la iniciativa. Catorce años después, y a uno de llegar a la fecha clave, el mundo no está mejor que en el 2.000 en cuanto a los ejes centrales de aquel programa de lucha con­tra la pobreza, el hambre y el subdesarrollo.

Veamos cuales son esos ejes: enseñanza primaria universal, igualdad de género y autonomía de la mujer, reducción de la mortalidad infantil, mejor salud materna, combate efectivo del VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades infectocon­tagiosas y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Veamos cómo aplica ese programa en nuestro país y pon­gámoslo frente a las acciones concretas encaminadas por el Gobierno actual con vistas a hacer realidad su programa de lucha contra la pobreza.

La enseñanza primaria es universal, gratuita y obligatoria en el Paraguay. La distribución de útiles escolares y del desayu­no y almuerzo, aún con sus tropiezos y corrupciones, es una realidad. La estructura está bien, salvo el problema de las escuelas tapera y las escuelas “mangogype”. Pero el tropie­zo mayor es la calidad de la enseñanza que se vierte con ese sistema, una batalla que todavía no hemos empezado a dar.

En cuanto a la igualdad de género y autonomía de la mujer, es un capítulo que recién se inicia. En el Paraguay, aunque el 31% de las mujeres son jefas de hogar, el desempleo que las afecta casi dobla al masculino, al igual que la subocupa­ción. En promedio, las mujeres asalariadas siguen ganando un 40% menos que los hombres.

En lo relativo a la salud materno infantil, las muertes de mujeres en parto y de recién naci­dos nos colocan entre los países de peor des­empeño en este ítem crítico de la salud públi­ca. En el combate al VIH, en cambio, el Paraguay muestra resultados sor­prendentemente altos, con cobertura gratuita en atención y entrega de medicamentos, siendo además significativos los esfuerzos realizados para contener y revertir el impacto de enfermedades vectoriales como el dengue y el paludismo.

Pero tal vez sea en el último ítem, en el relativo a la sostenibilidad del medio ambiente, en donde el país acumula su pasivo más pesado. El desmonte descon­trolado y la falta crónica de sistemas de disposición final y reciclado de desperdicios sólidos, líquidos y gaseosos con­vierten al país en su conjunto en una bomba ambiental de grandes proporciones.

Con algunos objetivos alcanzados, otros en camino y el resto muy lejos en el horizonte, el programa de metas del milenio sigue siendo un desafío actual y urgente para un Gobierno que se ha propuesto una reducción drástica de la incidencia de la pobreza para el 2018.

Con los ejes de la ONU a la vista, esa lucha es algo más que simple voluntarismo. Es gestión, ejecución y evaluación, meta por meta.

http://5dias.com.py/36135–metas-del-milenio-y-lucha-contra-la-pobreza

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