viernes, 11 de julio de 2014

La ilegalidad no puede ser "normal"

Cuando el incumplimiento de una ley se torna tan normal y el castigo de los infractores se deja impune, esta se convierte en letra muerta. Tal es el caso de muchas normas legales de nuestro país. El hecho de que una ilicitud no sea castigada no significa que esté bien y menos cuando se trata de hechos  graves, que el sentido común enseña que no está bien y que es perjudicial para la vida del país, como es el contrabando.
Cuando se hace pública alguna intervención o simplemente cuando se desnuda el esquema de corrupción que permite el contrabando, muchas personas rechazan la persecución de esta actividad ilícita, con el pretexto de que muchas personas pobres dependen del paso de productos de contrabando para comer, que todos trabajan en eso, sobre todo en Ciudad del Este y alrededores, que es normal, que nunca se hizo nada y que es llamativo que se inicie tal o cual procedimiento, etcétera.

Hace apenas unos días una ciudadana brasileña brindó una lección de dignidad al retornar de Río de Janeiro hasta Ciudad del Este, para denunciar que le vendieron un teléfono presuntamente falsificado. Probablemente el costo del viaje fue mayor que el monto recuperado, pero lo que logró fue poner en evidencia a los comerciantes sinverguenzas que van destruyendo lentamente a la capital del Alto Paraná. Sin embargo, antes que felicitar la acción valiente de la denunciante, en las redes sociales se pudieron leer varias critícas a su actitud.

Como de costumbre se defiende a los estafadores, a los contrabandistas, ya sea el que opera en moto, trayendo pequeña cantidad de productos prohibidos como el que se hace a gran escala en container y aviones cargueros, sin darse cuenta de que este tipo de actividades destruyen y pudren finalmente a toda la sociedad.

Cuando los hechos irregulares se convierten en “normales” se evidencia el grado de destrucción y de deterioro moral de la sociedad y eso es más que preocupante porque se pone en peligro la vigencia misma de un estado. Las sociedades decadentes con autoridades corruptas desaparecieron el mapa de la historia o se convierten en lo que en la actualidad se denominan “estados fallidos”. Es un aspecto que como sociedad se debe comenzar a analizar. -

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