martes, 2 de septiembre de 2014

El camino de la innovación

China ha entrado en un frenético plan de construcción de silos. Objetivo: aumentar en 50 millones de toneladas, para 2015, la capacidad para almacenar sus monumentales cosechas de granos, en especial, los tres de mayor consumo: arroz, trigo y maíz. El 70% de éste último es destinado al engorde de ganado vacuno, ya que el mercado de la carne aumenta en forma ex­ponencial con el cambio de hábitos de alimentación de cente­nares de millones de chinos.

Aún así, el gigante asiático tendrá que vérselas con una reserva de 150 millones de toneladas de cereales en momentos en que los agricultores norteamerica­nos de maíz completan una producción récord de 355 millones de toneladas. Combinadas las dos supercosechas, el maíz ha caído en dos temporadas a la mitad de su valor de 2012. Chi­na, como gran jugador en el mercado mundial de granos, es una incógnita. Por un lado, mantiene artificialmente altos los precios internos en base a compras estatales por valor de US$ 36.000 millones en los últimos dos años. Objetivo: sostener el estándar de vida de sus productores agrícolas. Pero por el otro genera una disparidad artificial entre los precios internos y los que rigen en las bolsas mundiales, mucho más bajos. Esto crea un estímulo para los importadores que pueden obtener el grano más barato, lo cual a su vez contribuye a aumentar los stocks y vuelve insostenible el programa de subsidios. Guardar en exceso productos altamente perecibles no es, lo que se dice, una buena inversión. Los analistas que siguen este fenómeno chino hablan de un próximo cambio, y muy importante, en los mercados de commodi­ties, maniobra que po­dría generar aún mayor inestabilidad de precios.

Paraguay, pese a su di­minuto tamaño, es gran jugador en estos mer­cados, en especial los de la soja, la carne y tam­bién, aunque en menor medida, en los del maíz y el trigo. Y se apresta a hacerlo en el del arroz. Aunque existe margen para crecer e ir por un porcenta
je mayor de la torta, la cancha la mar­can otros. Es por eso que en muchas economías se apuesta –además de los commodities- a productos de gran va­lor agregado. Hay ejemplos cercanos, como los de las empresas argentinas Accenture, especializada en consultorías de gestión y subcontrataciones, y Globant, desarrolladora de software. Ambas, en medio de un país hundido en la inflación y técni­camente en recesión, tienen un plan de incorporación de más de 1.100 empleados de alta calificación. El secreto radica en el desarrollo de productos y servicios basados en la innovación y la alta tecnología. Este es el camino que el Paraguay debe em­pezar a transitar orgánicamente para llevar la economía a un escalón superior: apoyar empresas y empresarios que basan su accionar en productos de innovación y tecnificación, para lo cual deberá dar además la gran batalla por mejorar la educa­ción superior y la capacitación intermedia.

Es el camino.

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