domingo, 7 de septiembre de 2014

Buitres del revés

La denominación “fondos buitres” en realidad hace alusión a los compradores de títulos de deuda pública a precios reducidos de los países o empresas con problemas económicos. Los buitres, o yryvu en guaraní, no son los fondos sino los administradores, lobistas y compradores de los mismos.

Según Carlos Gatti Battilana, los yryvu o uruvu huelen mal, toman vuelo con dificultad y se juntan para la carroña. Tienen la vista muy perspicaz y el olfato sensible. Comen animales muertos o en agonía, basura y todo tipo de desperdicios. Lo primero que comen son los ojos, la lengua y las tripas. Suficiente, ¿verdad?

Bueno, muy parecidos a estos animales, hay personas que han hecho de la desgracia ajena su fuente de fortuna y están, como los cuervos, sobrevolando la agonía, esperando que llegue el momento de entrar en acción. La agonía, generalmente, es el peor momento económico-financiero de países o empresas mal administrados, cuyos títulos de deuda son ofertados a veces a menos de la mitad en mercados secundarios.

Los buitres se hacen de esos títulos a precios irrisorios y luego accionan para cobrar al 100%, procedimiento con el cual se armaron verdaderos emporios de la carroña financiera a nivel internacional. Es cierto, no hay nada que discutir al respecto, los buitres son subproductos de la corrupción: si no hubiera gobiernos y empresarios corruptos, no existirían los fondos buitres y sobre todo los países no sufrirían las secuelas porque los honestos planifican sus deudas de acuerdo con sus probabilidades o a las de sus países y empresas y solo caen de default por imponderables reales y no ficticios.

Sucede ahora con la Argentina, un país con corrupción galopante, y sucedió antes con otros varios países. Miles, tal vez millones, de familias vieron evaporarse sus pequeños fondos y esfumarse sus mejores sueños por la irresponsabilidad de buitres internos que ahora se pretende transferir a los externos solamente.

Los buitres en realidad están siempre detrás de los fondos fáciles. Recordarán los fondos regalados a través del BNF a los transportistas y hoy esos mismos cuervos son premiados con suculentos fondos de subsidio; los de IPS a ciertos empresarios que luego declararon en “quiebra” sus empresas mientras ellos se declararon en prosperidad eterna, sin devolver nada a la institución.

Ahora estamos al borde de incursionar en la experiencia de los fondos buitres del revés, es decir del intento de cazar no a los agonizantes sino al próspero; los jugosos fondos del IPS para el empleo en obras a ser administradas por la institución más corrupta de la República, que es el Estado paraguayo.
Los retoños de yryvu no esperan la agonía del IPS sino quieren empujarlo a ello, atacando su buena salud del momento para volverlo anémico y luego agónico por medio de la corrupción y la evaporación de los fondos de reserva para la jubilación de la clase trabajadora.

En términos más directos. El Poder Ejecutivo quiere echar mano (ya cuenta con la ley para ello) a los fondos de jubilación del IPS para hacer inversiones públicas, como si no bastaran los casos del crédito chino y otros que llenaron de obras baratas y mal construidas que al poco tiempo se volvieron inservibles.

Por eso algunos senadores están queriendo derogar la Ley 5074/13 que autoriza al Ejecutivo a utilizar los recursos de las cajas fiscales y de las reservas internacionales para la financiación de obras públicas.
Y creo que tienen toda la razón para hacerlo porque las reservas de IPS, deben continuar con cerrojo aun cuando tengan que seguir enriqueciendo –gracias a las comisiones bancarias– a los que se turnan en el mando de la institución. Si quieren que creamos que esta vez no habrá corrupción, quisiera primero ver en prisión a los principales ladrones del crédito chino, a los responsables del asfaltado con papel sulfito de la Transchaco y de la ruta a Concepción, por lo menos. Ha upéi jahecháta.

Por Edwin Brítez

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